miércoles, 6 de febrero de 2013

SWEEZY, (Capítulo V)

5. La acumulación y el ejército de reserva.

La acumulación de capital va acompañada por una mecanización progresiva del proceso de producción: la misma cantidad de trabajo, operando con un mejor equipo, puede ser más eficiente y productiva. Esto quiere decir que la productividad del trabajo crece de continuo y que la composición orgánica del capital exhibe también un curso ascendente sostenido. De estos cursos Marx derivó su famosa ley de la tendencia descendente de la tasa de ganancia, dado que hay una relación inversamente proporcional entre la composición orgánica y la tasa de ganancia. Por lo tanto, este carácter descendente de la ganancia tendría que cerrar al fin los cauces de la iniciativa capitalista, llegando hasta el punto en que esta tasa asumirá valores negativos y, por lo tanto, el capitalista perderá dinero en lugar de ganarlo. Todo esto se puede resumir en la fórmula matemática g= p’ (1-0), en la cual se supone la p’ como constante. 

Ahora bien, Marx enumera cinco causas, que frenan y anulan la ley general de la tasa descendente de la ganancia, dejándole tan solo el carácter de una tendencia. Éstas son: 

-Abaratamiento de los elementos del capital constante. El uso creciente de maquinaria, elevando la productividad del trabajo, disminuye el valor por unidad del capital constante. 

- Aumento de la intensidad de explotación. La prolongación de la jornada laboral eleva directamente la tasa de plusvalía, aumentando la cantidad de trabajo excedente sin afectar la de trabajo necesario. 

- Depresión de los salarios más debajo de su valor. Un salario más bajo reduce los costes y aumenta las ganancias. 

- Sobrepoblación relativa. La existencia de trabajadores desocupados conduce a la instalación del capital relativamente baja y, por lo tanto, una tasa de ganancia relativamente alta. 

- Comercio exterior. El comercio exterior abarata los elementos del capital constante, reduciendo los costes de producción. 

Sin embargo, esta ley tiene algunos fallos. Como hemos visto, Marx identifica la composición orgánica del capital con la tasa de plusvalía. Una composición orgánica ascendente del capital va de la mano con la creciente productividad del trabajo. Teniendo la tasa de plusvalía constante, esto implica que una mayor productividad produce salarios mayores, de manera que ésta beneficia tanto al obrero como al capitalista; de esto se deriva que el trabajo pasado, en forma de capital constante, mantiene una relación de competencia con el trabajo viviente y frena las demandas de este último. Por lo tanto sería más adecuado reconocer que la productividad ascendente tiende a llevar consigo una tasa más alta de plusvalía, que deja de ser constante y fija. 

Si adoptamos este enfoque y suponemos que tanto la composición orgánica del capital como la tasa de plusvalía son variables, entonces debemos deducir que la tasa de ganancia bajará si el porcentaje de aumento en la tasa de plusvalía es menor que el porcentaje de disminución en la proporción del capital variable respecto al capital total. Si estos argumentos son sólidos, se sigue que no hay ninguna suposición general de que los cambios en la composición orgánica del capital serán relativamente tan superiores a los cambios en la tasa de la plusvalía que los primeros dominaran los movimientos en la tasa de ganancia: la formulación de la ley de la tendencia descendente de la tasa de ganancia ya no es muy convincente. A pesar de todo, una cosa parece totalmente segura: el aumento en la composición orgánica del capital tenderá a restablecer la tasa de la plusvalía y, en esa forma, a acrecentar el volumen de la plusvalía más allá de lo que éste hubiera sido en ausencia del aumento de la composición orgánica del capital. 

Por último, es necesario hacer referencia a otras fuerzas o factores que tenderán a deprimir o a elevar la tasa de la ganancia. Entre las fuerzas tendientes a deprimir esta tasa podemos mencionar los sindicatos (luchan por el aumento del salario de los trabajadores o por la mejora de sus condiciones de vida, reduciendo así la plusvalía de los capitalistas) y la acción del Estado en beneficio y protección de los trabajadores (el marco institucional existente, como la limitación legal de la jornada de trabajo, el seguro contra el desempleo y la legislación destinada a salvaguardar el derecho de contratación colectiva representan un obstáculo a la actividad de los empresarios). Por lo contrario, las organizaciones patronales (los “antagonistas” de los sindicatos), la exportación del capital (que puede representar una válvula de escape muy válida en el caso de estrechez del mercado interno), la formación de monopolios y la acción del Estado en beneficio del capital (como por ejemplo las tarifas protectoras, que, así como los monopolios, pueden elevar la tasa de ganancia general) pueden contribuir a elevar la tasa de ganancia de los capitalistas. 

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